Florecen mis palabras, mujer, en primavera
Y buscan sus latidos la inspiración del cielo;
Por ti sus letras quieren ser tuyas las primeras
En ofrecer las flores que adornarán tu pecho.
Los frutos de mi ingenio como un vergel entregan
Esencias de fragancia para cubrir tu cuerpo;
Mujer, yo a ti me ofrezco como el rocío a la hiedra
Y vierto mis semillas al limo de tu seno.
Odres que se impregnan de un profundo amor,repartiendo el líquido de la dicha mutua entre dos fogosos enamorados... Reciprocidad cómplice. Bella poesía,Antonio.
ResponderEliminarGracias, Pedro Luis. Tengo en mucha estima tu comentario.
ResponderEliminarEl vino del amor, me gusta su elixir de versos, destilan pasión.
ResponderEliminarUn abrazo fraternal de MA.
El blog de MA.
Gracias, Ma. Recuerdos, y un abrazo.
ResponderEliminarUn banquete delicioso el de la carne y el vino del amor que se comparte..y más delicioso aún en tus versos..tan ricos, tan exquisitos y cuidados en su ritmo y tan naturales a un tiempo
ResponderEliminarGracias, Amaya. Tus palabras son un dulce elixir al que uno no sabe ni quiere renunciar.
ResponderEliminarGracias por compartir tu poesía y tu libro. Me encantó estar presente en la presentación.
ResponderEliminarUn abrazo con todo cariño
Gracias,Rosa. Tu presencia en la presentación la valoro muchísimo. Un abrazo.
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