jueves, 31 de mayo de 2012

LA CARTERA, LA CONFIANZA, O EL CORAZÓN (Laura Gómez Recas en la presentación de EL FUEGO EN LA PALABRA, Café Literario Libertad 8 - Madrid, 9-5-2012)


Una afirmación: “Mi felicidad está aquí, en este mundo”.

Una percepción: la honestidad.

Honesto.

De todas las definiciones que nos aporta la Real Academia, me quedo con estás:

probo- recto- honrado y añado porque sí, porque lo creo sincero

Los cuatro adjetivos caben en uno, cabal. Quizás lo mejor que un hombre puede ser.

Así defino a Antonio Capilla Loma. ¿Por qué? Posiblemente, porque esa cualidad la lleva en su aura, ese aliento suave que se desprende de su persona.

El mérito se adquiere cuando la facilidad para ser de buen sentir no ha sido una realidad en su vida, sino todo lo contrario. La intensa presencia que marcó su última infancia y toda su adolescencia ha sido la dificultad.

En Cantillana nació, la Naeva mencionada por Plinio, impregnada por la humedad del Guadalquivir y por la seda de sus mantones de Manila. El día que nació Antonio Capilla Loma nevó en Sevilla. Y la nieve formó pequeños neveros entre los pliegues de su piel. La llevaba consigo cuando, con ocho años, sus padres se trasladan a Madrid para buscar mejores oportunidades. Cuando entró en la capital, un gris y desnudo mes de diciembre de su niñez, la nieve volvió a aparecer y desde entonces es la imagen del melancólico desarraigo en su expresión.

Es inevitable tragar saliva cuando alguien dice que no tuvo adolescencia. Su padre, republicano, sufrió el acoso al vencido que ejerció la dictadura. Y con su mirada de hijo le vio atravesar un irregular sendero para poder alimentar a su familia. Por eso en cuanto pudo le ayudó. Trabajo y estudios a tiempo completo. La adolescencia no es exactamente eso. Al perder su padre su buena posición laboral tras la guerra, a él, a su hijo, le arrebataron los años imprescindibles.  Quizás por ello, está convencido de que cualquier artista debe estar comprometido con su tiempo, cree en la mancha de la tinta. “En lo poético, también. “Lo que importa es trascender, dice, sea el tema que sea el que se toque, lo que importa es el manejo de la palabra.”

Estamos acostumbrados a encontrarnos con Antonio entre las sillas de los cafés literarios, escuchando atentamente poesía. Le delata la sonrisa amplia de los que quieren sacarle partido a la vida. Hay un discreción inherente a su persona, una afabilidad que delata su mirada y que nos asoma a su optimismo vital.  Como he subrayado al principio, él dice que su felicidad está aquí, en este mundo y la absorbe con la pasión de sus grandes aficiones, el cine, el teatro, la lectura, las artes y, sobre todo, los viajes. A quien le gusta viajar, disfruta con los descubrimientos y para descubrir es necesaria esa capacidad de asombro tan indispensable para crear.


Nos presenta su tercer libro porque para él un libro es un desafío; igual que lo fue pasar de la expresión poética inicial, atropellada y espontánea, al riguroso trabajo con el lenguaje y los cánones poéticos. En definitiva, el sueño de ser un artesano de la palabra, la materia prima de la poesía; el deseo de poder expresarse con la belleza y la expresión poética. Eso vale más que todas las decepciones de su primer intento de publicación porque un poeta es poeta siempre, porque el poeta lo es por dentro, desde dentro y hacia sí.

Hablando con él, se oyen cosas, pero se ven más aún. Es una persona influenciada por el humanismo. Pasó de ser un alumno de seis añitos aterrorizado por el maestro de la Escuela Unitaria, a ser el maestro de 23 años que aún creía en la superación (por eso, siguió estudiando y se licenció en Filología) y que se desnudaba en los versos, el lugar donde se plasma el pensamiento, alimentado por, quizás lo más impactante, las lecturas. Y de entre todas las lecturas, la filosofía, tan necesaria, que sigue con él y se percibe cuando se leen sus poemas.

Es un hombre que posee una biblioteca. Es un hombre que en Nitszche encontró más al poeta que al filósofo. Es un hombre vehemente cuando ha de defender una idea. Es un hombre sincero, pese a lo que a veces cuesta ser sincero. Es un hombre honesto consigo mismo, indispensable para serlo con los demás. Es un hombre realista que cree que hay que luchar por lo utópico a sabiendas de que jamás se conseguirá. Es un hombre crítico y firme que no cree en las redenciones y en los perdones cuando es la sociedad la damnificada. Es uno de esos hombres a los que se les puede dejar la cartera un rato con la seguridad de que cuando te la devuelva no faltará ni un solo céntimo.

La cartera, la confianza, o el corazón.



Laura Gómez Recas
Madrid, 8 de mayo de 2012

sábado, 26 de mayo de 2012

Fragmento del poema LA VOZ QUE NUNCA CALLA


Martillo del hereje
Quien habla en tu interior
No gusta guardaespaldas.
¿Quién es, quién es, quién es
La voz en el desierto,
El fuego en la palabra,
La voz que nunca calla?

Antonio Capilla, EL FUEGO EN LA PALABRA, Editorial Huerga y Fierro, Madrid, 2012

jueves, 24 de mayo de 2012

Fragmento del poema HAY QUE SOÑAR LA VIDA... PARA VIVIR EL SUEÑO


Me lo has contado en noches de vino y gloria, viejo.
Y siempre he percibido en tu recuerdo
La nostalgia de lo ido apenas evocado,
El alegre dolor tintineando en tu vaso,
Esa sangre de historia bebida de tus labios.

Antonio Capilla, EL FUEGO EN LA PALABRA, Editorial Huerga y Fierro, Madrid, 2012

viernes, 18 de mayo de 2012

PALABRAS DE ÁNGEL GARCÍA GALIANO EN LA PRESENTACIÓN DE "EL FUEGO EN LA PALABRA"


 EL FUEGO EN LA PALABRA 

Dice Gerardo Diego en una de sus así llamadas creencias poéticas: “La Poesía hace el relámpago, y el poeta se queda con el trueno atónito en las manos, su sonoro poema deslumbrado”.

Pocas veces una cita ajena casa mejor con la intención final de este libro admirable.

Pero retrocedamos milenios en el tiempo para ver lo que dice el Prasna Upanisad, con la sabiduría honda y ancestral que le caracteriza: “La vida es el fuego que arde y el sol que da luz. La vida es el viento, la lluvia, el trueno y el cielo. La vida es materia y tierra, lo que es y lo que no es, y lo que más allá está en la eternidad.

En la vida se asientan todas las cosas, cual los radios en el centro de la rueda.” La vida es conjunción armónica de aire, agua, tierra, fuego y aliento. Y el poeta, como un nuevo risi, como un viejo sabio consciente del alcance e importancia de su discurso poético, parece concluir y enmendar con humildad rotunda el antiguo oráculo proclamando que en la vida humana, además del universo en trance de criatura, se asienta, sobre todo, la palabra en busca de su fuego. El fuego o llama que consume y no da pena, porque es de amor viva y enciende con su luz y su voz las oscuras cavernas del sentido, que estaba oscuro y ciego.

Pues bien, gracias a la conjunción de la amistad y de la poesía, valga la redundancia, he aprendido con Antonio Capilla de su amor al Sur, a ese viento mirífico, o sea admirable, que se cuela por los intersticios del alma y enciende la pasión dulcemente a la par que colorea los recuerdos de la infancia en el pueblo de Sevilla y la torna serenamente paradisíaca, como todo aquello que reposa en la memoria de un niño.

Antonio es un creyente, un sumiso a la fe en la palabra poética que, al decirse, se transforma en luz, o sea, en amor y fuego. Como si la pira que incendia la hoguera de su anhelo solo pudiera consumirse en rebufos de versos. De versos serenos, pero firmes, amables pero seguros de su poder, a un tiempo pacíficos como la lluvia mansa sobre la besana y contundentes como el fulgor de un rayo en la tormenta.

El fuego, el viento, la tierra y la mar: volved al mar que es vuestro, nos dice el poeta, abrid las alas al viento, tomad lo que ya es vuestro.

¿Es la palabra la quintaesencia de los cuatro elementos?, ¿es la delicada destilación de su atanor alquímico? Creo haber leído bien estos intensos poemas, si ahora digo que la tierra es la infancia, el paraíso de la memoria enamorada, el agua es el anhelo infinito de libertad y de justicia, el viento es el coraje cívico, la voz que nadie apaga, el espíritu, el ánemos, el vuelo del pájaro-alma y que el fuego es el amor, el amor a la pareja, a los hijos, a los amigos, a los alumnos, a los compañeros, a aquellos con quien Antonio comparte el pan y la palabra, el pan de la poesía y del sueño y de la imaginación y la palabra que no se resigna a ver el mundo indiferente, sino que, aupado por el ejemplo paterno, se atreve a proclamar: “yo soy la voz que clama entre los muertos”.

Porque hoy como entonces, el poeta es más profeta que nunca y echa fuego por sus versos, versos indignados y a la vez serenos que querrían, que quieren, al proclamarlos, que ese mismo fuego funda el becerro de oro de la codicia y la ignorancia y la maldad y resurjan, cinceladas en piedra, las palabras de la nueva ley: la libertad. Por eso, como un profeta bíblico, el poeta se abraza con sus versos a la gente sencilla y les pide que despierten y se alcen y que dejen que los muertos entierren a sus muertos.

Nunca antes tanto coraje, tanto arrojo, tanto fuego en los versos de Antonio Capilla. El alquimista de la palabra ha encendido los poemas con el fulgor de la llamarada capaz, sí, capaz, de resucitar a los muertos:

“Yo creo que en mi vida no están muertos
Los muertos que en mis sueños siguen vivos
Hablándonos de lo que se ha perdido…
Y escucho así sus voces en el tiempo”

Pero de pronto el tiempo se detiene, fluye el amor, cuánto amor, y en la retorta del mago emerge la rosa roja, el símbolo de los símbolos, la imagen del sexo, de la mujer, del sol rojo, la Beatrice de Dante más allá del confín de las estrellas, la rosa de Paracelso, el pájaro, el simurgh de los sufíes según nos relata el persa Attar: los huesos y las venas de uno mismo transustanciado en vuelo: su canto de puro amor. Puro, que viene de “pur”, en griego “fuego”, en Antonio palabra, en sus lectores versos transidos de pétalos y espinas.

Cuenta el retórico Longino en su tratado Sobre lo sublime, que el ejemplo más excelso de tal arte se da entre el poeta de los hebreos (así define al compilador bíblico, “el poeta de los hebreos”) cuando proclama, en el Génesis de su Libro, que su Dios dijo: “Hágase la Luz… y la Luz se hizo”. Nada, desde el punto de vista de la poesía, tan admirable, tan sublime, como ese versículo, para el PseudoLongino, que con decirla, la luz se hiciera.

Pues bien, nuestro poeta, consciente de la fuerza trascendente de la palabra poética preñada de luz y fuego nos regala la rosa roja recién evocada, recién creada, en la página en blanco de su poema para que al decir, al entonar, como un sagrado mantra, la palabra AMOR, ese amor, como la Luz del Dios del Libro, reventase por los cuatro costados de la página, en cuyo haz y urdimbre reposa la imagen misma del Cosmos, del universo, por fin, en plenitud de su Harmonía.

También el poeta sabe, y escribe, que los que no se hagan como niños no gozarán de la bienaventuranza, el poeta niño, cuya mirada azul y buena nos contagia, nos enaltece, nos redime (y perdonadme que ahora y solo ahora este hablando de la persona, la que firma el libro), el poeta niño, decía, ha visto el pájaro azul del paraíso cuyos trinos fulgen como un arco iris de gorjeos. Ese pájaro-maná “alumbra mi voz, inspira mi alma y despierta en mi mente”. Los que estén poseídos por el becerro de la codicia, los que tengan el alma oxidada y acumulen hielo en su espíritu nada saben del pájaro azul, porque él solo se posa y se hace beso, con sus labios de plata, en todos los niños.

Gracias Antonio, por recordarnos que somos tierra, aire, agua, fuego y anhelo, es decir, palabra. Ojalá que esta vez, sí, que esta vez al decirse, AMOR, el amor se encarne en el día a día del amor doméstico, bebiendo el infinito del vino del amor hecho gacelas “en donde muerte y vida son eternos”.

Ángel García Galiano

miércoles, 16 de mayo de 2012

Fragmento del poema HERIDA LLAMA OSCURA


Has nacido conmigo
Y eres mi compañera.
Inquebrantable, fiel,
No me abandonas nunca... 

Oscuridad y luz,
Quietud y movimiento,
Indisoluble eres,
Unidad bipolar...

Soledad clamorosa,
Te amo y te detesto,
Con tu silencio, solo,
Me siento serte infiel...


(Antonio Capilla,  del próximo libro en período de "incubación" - RESERVADOS TODOS LOS DERECHOS DE PROPIEDAD INTELECTUAL)

lunes, 14 de mayo de 2012

Fragmento del soneto BEBIENDO EL INFINITO DEL VINO DEL AMOR


Florecen mis palabras, mujer, en primavera
Y buscan sus latidos la inspiración del cielo;
Por ti sus letras quieren ser tuyas las primeras
En ofrecer las flores que adornarán tu pecho.

Los frutos de mi ingenio como un vergel entregan
Esencias de fragancia para cubrir tu cuerpo;
Mujer, yo a ti me ofrezco como el rocío a la hiedra
Y vierto mis semillas al limo de tu seno.

Antonio Capilla, EL FUEGO EN LA PALABRA, Editorial Huerga y Fierro, Madrid, 2012

martes, 17 de abril de 2012

Fragmento del poema TOMAD LO QUE YA ES VUESTRO

¿De dónde habéis venido?
¿Del Mar?
Y ¿quién os ha tomado?
¿El Viento?
Pues, cuando ya transidos
De tanto sufrimiento
Se rindan vuestros cuerpos
Maltratados,
Volved al Mar que es vuestro.
Sentid sus aguas llenas
De amores milenarios
Besándoos.
Y henchidos de la vida...

Antonio Capilla, EL FUEGO EN LA PALABRA, Editorial Huerga y Fierro, Madrid, 2012

sábado, 14 de abril de 2012

MI HOMENAJE A ÁNGEL GUINDA


EL POEMA

Escribir el poema
es estar, a la vez, 
dentro y fuera del mundo 
y de nosotros mismos.
Consentir que el asombro
nos sitúe y nos sitie;
descerrajar el aire, 
atrapar los disparos. 

Escribir el poema 
es sembrar el relámpago,
traducir el silencio, 
atropellar la luz. 
Ser poema es ser nada 
si no hace vida en nadie.

Ángel Guinda, Claro interior.


PAPELES


Un papel certifica mi llegada a este mundo. 
Mi identidad la corrobora otro papel. 
Uno más califica nuestra vida en pareja: 
de derecho, de hecho, de desecho. 
Otro papel registrará mi muerte. 
¿Cuál será mi papel verdadero en la vida? 
Abro el buzón: rebosa de papeles. 
Salgo a la calle: me surten de papeles. 
Voy al Banco: cumplimento papeles. 
Doy una conferencia: para cobrar, papeles. 
Un papel me da acceso al estadio de fútbol, 
a un concierto, al cine, al teatro. 
Tráfico me echa el alto: los papeles 
- los busco, los escrutan, me empapelan. 
Necesito una subvención 
- me dicen: hay que hacer papeles. 
Me pongo de los nervios en unos almacenes
- me amonestan: no pierda los papeles. 
Me entregan un regalo: 
sufro ansiedad al desempapelarlo. 
Mi papeleta electoral traga derrota. 
Me manifiesto por los sin papeles. 
Traspapelé la luz, busco tus ojos. 
Cada semana reciclo dos bolsas de papeles. 
Vivir: papeles y papeles y papeles. 
La vida, para muchos, es todo un papelón.

Ángel Guinda, Poemas para los demás.


ÁNGEL GUINDA

viernes, 30 de marzo de 2012

EN RECONOCIMIENTO A MI AMIGO Y POETA ANTONIO, PUBLICO EL HOMENAJE QUE HA DEDICADO A MI MODESTA PERSONA.


Homenaje a Antonio Capilla Loma
Poeta amigo y compañero de fatigas poéticas

             ************

Es la herida que llevas en el alma
que viene desde lejos, de otros tiempos.
Que llena de recuerdos los instantes.
Un paso de una historia no cerrada,
por más que la ocultemos en escritos,
en libros amarillos por los años.

No hay pasos, ni los hombres que sostengan
la cruel desilusión de lo implacable
en nombre de una patria que es madrastra,
que busca el sacrificio de lo inútil
en manos de los mismos… los de siempre.

Los mártires se llenan de medallas,
el ánimo del héroe  está embriagado.

Coñac de garrafón en la trinchera
con cánticos de guerra atrabiliarios
destila en lo más hondo de su cuerpo
metido en agujero de un bombazo.

Un premio para un muerto entre las manos.

Banderas que crecieron entre sangre.
Injuria de los cuerpos destrozados.

Poeta de los signos de tu tiempo
la última razón aún no se ha dicho...

Perdón sin olvidar es necesario.
Evita repetir otros pasados,
errores que hacen sabias las consejas,
que cuentan a sus nietos los más viejos.

Poeta tu misión es importante,
dispara las palabras en tus rimas
que hieren y no matan al que lee.
 El sol que sale siempre para todos
Conjure y haga paz entre nosotros

  Amén….  Аминь امي....      .… 
 Escrito por  - azpeitia -  

domingo, 25 de marzo de 2012

MI HOMENAJE A FERNANDO SARRÍA


Cruzan veloces las luces a lo lejos.
Es nuestra la noche, distante,
fría como un hierro,
erguida sobre un yelmo
que oscuro resplandece en el cielo.
Tantas veces presiento tus ojos,
esa mirada abierta oferente a mi voz,
esperando tendida al resto de mi cuerpo
mientras soy una isla, un pájaro, un árbol.
Oigo el murmullo,
siento en el viento la ausencia,
crecida como un río me emanas muy adentro,
siempre dispuesta a llenar mi silencio. 


Fernando Sarría


Corren las nubes como aviones sin rumbo buscando
                                                                                           [el Este.
Nacen del océano y se asoman a la urdimbre de los
                                                                                             [ríos,
al silencio de las montañas,
a las luces y sueños de las ciudades habitadas por la 
                                                                                           [noche.
Yo viajo por Europa en la oscuridad de tu cuerpo
y tengo mi boca entre tus pechos,
en la semilla de tu respiración,
encarnado en un pájaro solitario
que ronda esa isla donde tu corazón me espera.


Fernando Sarría



FERNANDO SARRÍA

sábado, 24 de marzo de 2012

Fragmento del poema ALAS BLANCAS A LAS LUCES DEL ALBA


El sol de la mañana
Como broca taladra
La sombra de la noche que se acaba.
Albores de la brisa sosegada,
Alas blancas a las luces del alba,
Luminarias del alma...

Antonio Capilla, EL FUEGO EN LA PALABRA, Editorial Huerga y Fierro
Antonio Capilla, EL FUEGO EN LA PALABRA, Huerga y Fierro Ediciones, Madrid, 2012

lunes, 19 de marzo de 2012

SEÑERO AFÁN



SEÑERO AFÁN

Él, que luchó mientras duró el combate,
Firme adalid que tuvo por su causa
Señero afán de una noble esperanza,
Al fin descansa y en su sepulcro yace.

Fiel compañero de aquellos que lucharon
Inquebrantables sin desmayar siquiera,
Da todo al Pueblo y hasta su vida entrega
En la defensa del ideal soñado.

Fue combatiente y luchó por sus creencias,
Estuvo siempre... con quien estar se debe,
Fiel a sus normas, firme a una causa cierta.

Mas ya descansa, rendido el corazón
De tanto amar a quien amor merece,
El hombre bueno al que he querido yo.

Antonio Capilla. VIENTO DEL SUR, Editorial Huerga y Fierro, Madrid, 2009

domingo, 18 de marzo de 2012

MI HOMENAJE A MARA ROMERO


Me pierdo bajo la lluvia
por los caminos desolados de mi corazón,
antaño concurridos,
y veo que las cadenas se deshacen
y me defino en el aire.
Me alejo del lago plateado
que los años han convertido en cieno
y limpio en mis pies
el hedor de las miserias podridas
con agua del nuevo tiempo.
La lluvia se vuelve torrente
y arrastra de mi alma la pus de sus heridas,
remueve hondo para la siembra
y allana la superficie
para que la semilla al caer encuentre
suave lecho que la geste.

Mara  Romero Torres

MARA ROMERO TORRES

viernes, 16 de marzo de 2012

Fragmento del poema LA VOZ QUE NUNCA CALLA



Ante el televisor
Contemplas las imágenes
Y sientes que muy dentro
Se quiebra tu inocencia
Y sientes que en tu mente
Aquella voz no calla...

Antonio Capilla, EL FUEGO EN LA PALABRA, Editorial Huerga y Fierro
Antonio Capilla, EL FUEGO EN LA PALABRA, Editorial Huerga y Fierro, Madrid, 2012

sábado, 25 de febrero de 2012

Fragmento del poema EN VERSO SÁFICO


EN VERSO SÁFICO

En verso sáfico a mi amada llamo,
En el poema que en mi carne escribo,
En la pasión que me consume cuando
Ella es conmigo.
El mar y el sol en ti parecen uno;
El esplendor de tu mirada, el alba.
Eres más grande que la luz del mundo…
Eres su causa.

Antonio Capilla, EL FUEGO EN LA PALABRA, Editorial Huerga y Fierro
EL FUEGO EN LA PALABRA, Editorial Huerga y Fierro, Madrid, 2012

viernes, 17 de febrero de 2012

TAL VEZ EN EL OCASO (EN LA VOZ DE BEATRIZ SALAS)


Tal vez en el ocaso
Te sientes junto al fuego...

Y pienso que, añorando
El tiempo que pasó,
Tu  ser enamorado
Transido de recuerdos
Las flores del amor
Traerás junto a su lar.

Son flores renacidas,
Primicias del hogar
Que juntos construimos cada día,

El pálpito del tiempo
Que amando transitamos,
Los actos renovados
De nuestra mutua entrega compartida.

Yo sé que en el ocaso
Azul continuará
De este mi amor el fuego
Mientras me quede aliento.
El mismo que me nace
Quemándome la carne
Y tú me das.
                                           Querida,
Cuando la nieve anuncie
El alba del final,
Y cuando el frío alcance
El sueño que soñamos,
Un hálito de fuego
Nacido de la entraña
Del tiempo que ahora es nuestro
nos seguirá abrigando.

De puertas y ventanas
Abierta la morada
La luz del nuevo día
Contemplaré tranquilo
Teniéndote a mi lado...

Y, dulces las mañanas
Del azulado invierno
Que en ti será benigno,
Sentado junto al fuego
Contemplaré pasar.


Antonio Capilla, VIENTO DEL SUR, Editorial Huerga y Fierro
Antonio Capilla, VIENTO DEL SURHuerga y Fierro Editores, Madrid, 2009

domingo, 12 de febrero de 2012

MI HOMENAJE A CARLOS MAMONDE

ANTE EL TRUENO

Mi miedo es el misterio
la palabra escondida
en la flor de tu cuello
porque transitas queda
el caracol del tiempo
con una voz sonriente
que es tu coraje izado
ante el trueno y la muerte
si bebiera tu alma a sorbos de agua pura
moriría mi miedo
de toda muerte a salvo
Carlos Mamonde

LA FLOR AZUL

Tiene de tu cuerpo
la gravedad el día
donde mi vida emate
por la sed de tu alma
donde el dolor decae, allí
tu paraíso
donde la palabra se abre, allí
tu música de miel humana
...por la sed de tu sombra
existo, me debato,
crispo
la flor azul
la lluvia clara
   Carlos Mamonde  

                               CARLOS MAMONDE 

viernes, 10 de febrero de 2012

LA BARCA SE HIZO A LA MAR



La barca se hizo a la mar
Con dos remos marineros;
El niño se fue a buscar
Su cielo y se hizo barquero.

Navega, navegarás...
Se le desveló el misterio
Y el mundo lo oyó exclamar:
“No quiero buscar más cielo:
¿Qué cielo es mejor que el mar?”

Y entonces creyó escuchar:
“En tu cielo, mi barquero,
Rema y sigue sin parar...
Tú ya sabes que te quiero
Donde el cielo se hace mar”. 

Antonio Capilla, VIENTO DEL SUR, Editorial Huerga y Fierro
Antonio Capilla, VIENTO DEL SUR, Editorial Huerga y Fierro, Madrid, 2009