La poesía participa de la musicalidad de los sonidos lingüísticos sabiamente combinados y de la significación de las palabras: no hay poesía sin comunicación. El creador escribe para ser leído. Aunque el mensaje poético es bello por definición, el artista no crea su obra para encerrarla bajo siete llaves. Esta es la grandeza, pero también la contingencia del poeta: la obra sin el destinatario es como un bebé al que se deja morir por inanición.
lunes, 23 de septiembre de 2013
Mi agradecimiento permanente a FRANCIS PORTILLO y CARMEN FEITO por haber actuado como rapsodas en la presentación de mi libro EL FUEGO EN LA PALABRA.
Pincha en el enlace y oirás a FRANCIS PORTILLO recitando "La sangre derramada" de Federico García Lorca.
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