La poesía participa de la musicalidad de los sonidos lingüísticos sabiamente combinados y de la significación de las palabras: no hay poesía sin comunicación. El creador escribe para ser leído. Aunque el mensaje poético es bello por definición, el artista no crea su obra para encerrarla bajo siete llaves. Esta es la grandeza, pero también la contingencia del poeta: la obra sin el destinatario es como un bebé al que se deja morir por inanición.
miércoles, 13 de noviembre de 2013
NANA SCHMITH, ¡qué bien acompañado estaba!; y ¡cómo disfruté escuchando algunos de mis poemas en tu voz, en la de Antonio Gómez Hueso, en la de Fernanda Díaz y en la de Carmen Sanpedro!
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