Por un tiempo rehén
en las arcas sagradas
de hechiceros y druidas
regresa la palabra.
Ave libre en el viento
desnudamente clara
se abre paso en picado
al centro de la diana.
De la razón sustento
del sentir emisaria
en la voz del poeta
regresa la palabra.
No se oculta detrás
de armaduras ni máscaras,
descarnada regresa
henchida de esperanza.
Ni importan los guijarros
ni tampoco las zarzas
siempre habrá buena tierra
que sepa cobijarla.
En PIEDRA DE LA HONDA, Editorial Vitruvio, Madrid 2016
La poesía participa de la musicalidad de los sonidos lingüísticos sabiamente combinados y de la significación de las palabras: no hay poesía sin comunicación. El creador escribe para ser leído. Aunque el mensaje poético es bello por definición, el artista no crea su obra para encerrarla bajo siete llaves. Esta es la grandeza, pero también la contingencia del poeta: la obra sin el destinatario es como un bebé al que se deja morir por inanición.
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