La poesía participa de la musicalidad de los sonidos lingüísticos sabiamente combinados y de la significación de las palabras: no hay poesía sin comunicación. El creador escribe para ser leído. Aunque el mensaje poético es bello por definición, el artista no crea su obra para encerrarla bajo siete llaves. Esta es la grandeza, pero también la contingencia del poeta: la obra sin el destinatario es como un bebé al que se deja morir por inanición.
jueves, 25 de octubre de 2012
LA VOZ QUE NADIE APAGA - Antonio Capilla: LA AMBULANCIA
LA VOZ QUE NADIE APAGA - Antonio Capilla: LA AMBULANCIA: Tengo que ir más deprisa... ¡Ojalá tuviera los mismos reflejos que antes! ¡Qué tiempos aquellos! A correr no había quién me ganara… Siemp...
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