La poesía participa de la musicalidad de los sonidos lingüísticos sabiamente combinados y de la significación de las palabras: no hay poesía sin comunicación. El creador escribe para ser leído. Aunque el mensaje poético es bello por definición, el artista no crea su obra para encerrarla bajo siete llaves. Esta es la grandeza, pero también la contingencia del poeta: la obra sin el destinatario es como un bebé al que se deja morir por inanición.
martes, 29 de octubre de 2019
EL SON DE LAS ESTRELLAS
EL SON DE LAS ESTRELLAS
Quizás soñé que el son de las estrellas
me hace palpitar,
me lleva con su ritmo,
me hunde en sus raíces.
Y afincando el confín del universo,
minúsculo horizonte,
yo siento que me habla
con son acompasado.
Mi oído se amplifica y se confunde,
escucha el canto atento,
escucha su canción
sincera, desgarrada...
Y el canto va tejiendo corazones
queriéndose hacer carne
por abrazar tu cuerpo,
tu cuerpo humanizado.
Palpitando de amor este planeta,
los muros se harán pan,
el huracán la brisa,
la humanidad mi canto.
Igual a la mujer, comparte el hombre
aquello que es de todos:
el aire, el sol, la tierra,
sus frutos tan preciados.
Y el canto, quebrantando las fronteras
nos une a un mismo son,
nos crece y nos sustenta
como la savia al árbol.
Quizás el hálito de las estrellas
eleve pronto o tarde
la estatura del ser
a la altitud del cielo.
Y el pálpito del cosmos será al fin
el hálito divino,
el universo pleno
afincando en nosotros.
(en EL ÁGUILA DE FUEGO CON LAS ALAS DEL TIEMPO, Editorial Huerga y Fierro, Madrid, 2014)
domingo, 27 de octubre de 2019
martes, 22 de octubre de 2019
LA HERIDA DEL TIEMPO
https://www.facebook.com/529607580546898/posts/1349152901925691/
LA HERIDA DEL TIEMPO
Ante el acantilado, en el crepúsculo,
sentado sobre el firme
convexo de una roca
contemplo cómo el mar ebrio de luz
se extiende hasta fundirse
en el azul del cielo.
Tal vez no estoy pensando mi sentir,
o ¿acaso sí es quizás
sentir lo que ahora pienso?
No lo sé. Pero aunque sigo absorto
contemplando lo eterno de este azul
del mar y el cielo abiertos
poco a poco la vida se está yendo
ante el crepúsculo de un día de otoño.
Mientras, sigo en mí mismo y sigo ajeno
al devenir del mundo
pretendiendo entender
que no hay nada ni nadie, ¡ay de mí!,
que pueda rescatarme
del cambio en lo inmutable,
de este hilar deshilando que me afirma
y me va consumiendo.
ANTONIO CAPILLA LOMA
LA HERIDA DEL TIEMPO
Ante el acantilado, en el crepúsculo,
sentado sobre el firme
convexo de una roca
contemplo cómo el mar ebrio de luz
se extiende hasta fundirse
en el azul del cielo.
Tal vez no estoy pensando mi sentir,
o ¿acaso sí es quizás
sentir lo que ahora pienso?
No lo sé. Pero aunque sigo absorto
contemplando lo eterno de este azul
del mar y el cielo abiertos
poco a poco la vida se está yendo
ante el crepúsculo de un día de otoño.
Mientras, sigo en mí mismo y sigo ajeno
al devenir del mundo
pretendiendo entender
que no hay nada ni nadie, ¡ay de mí!,
que pueda rescatarme
del cambio en lo inmutable,
de este hilar deshilando que me afirma
y me va consumiendo.
ANTONIO CAPILLA LOMA
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