La poesía participa de la musicalidad de los sonidos lingüísticos sabiamente combinados y de la significación de las palabras: no hay poesía sin comunicación. El creador escribe para ser leído. Aunque el mensaje poético es bello por definición, el artista no crea su obra para encerrarla bajo siete llaves. Esta es la grandeza, pero también la contingencia del poeta: la obra sin el destinatario es como un bebé al que se deja morir por inanición.
martes, 7 de mayo de 2013
LA VOZ QUE NADIE APAGA - Antonio Capilla: LA BERLINA
LA VOZ QUE NADIE APAGA - Antonio Capilla: LA BERLINA: Antes de que me llegue el "último viaje" seguiré luchando por mis derechos que son y quieren ser los de la clase trabajadora: SAN...
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