domingo, 6 de abril de 2014

AETERNITATIS PER AETERNITATE


AETERNITATIS PER AERTERNITATE

 Cuando el pájaro azul del paraíso
Me alumbra con sus trinos,
Un canto de telúrica esperanza
Se eleva desde mi alma
Para todos los niños.


Llega entonces la damita del sueño
Con su manto de estrellas
Y sus cabellos trenzados de noche,
Y posa excelsa en el rostro del mundo
Sus labios de plata. Y sus besos son
Para todos los niños.


Mansa la lluvia cae
Y humedece la tierra
Y sacia con sus aguas
Las semillas dormidas
Que palpitan y crecen
Y eclosionan en flores
Bendiciendo a los niños.


Divina estirpe, Febo se levanta
Y manda a sus rayos tostar de rubio
Los verdes trigales, maná del cielo,
Y sus rubias espigas
Son un bello espectáculo
Porque el fruto es primero
Para todos los niños.


Prometido el maná
A los cuatro confines de la tierra,
Las henchidas cosechas
No distinguen colores
Ni en la piel ni en el alma.
¡Y la mies es tan dulce
Para todos los niños...!


Y es el pájaro azul
El que alumbra mi voz,
El que inspira mi pluma
Y despierta en mi mente
Cuando anida en tu alma...
Y es el pájaro azul
El que llora cantando:


¡Ay de aquellos que tienen
Blindado el corazón,
En su carne hielo, el hálito helado!
¡Ay de aquellos que enajenados viven
Para el ídolo fúlgido,
Despiadado becerro!


Porque no quieren ver
Que la luna y el sol
Y la lluvia y la tierra
Y sus frutos dorados
Han de ser porque son
Aeternitatis per aeternitate
Para todos los niños.



Antonio Capilla, AETERNITATIS PER AETERNITATE, revisado,  en El fuego en la palabra, Huerga y Fierro Editores, Madrid, 2012

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