Mantener viva la memoria histórica es imprescindible para avanzar en el proceso de humanización. Debemos aborrecer con todas nuestras fuerzas la degradación que supone el sometimiento, la tortura y aniquilación de seres humanos por ideología, etnia o cualquier otro motivo contrario a la razón y la sensibilidad humana.
Así, pues, amigos y amigas, comparto con todos vosotros esta obra en la que he participado con dos poemas que podéis leer en las páginas 66, 67 y 68. Pero antes permitidme manifestar mi agradecimiento a Xabier Susperregui y Laura Olalla por invitarme de nuevo a colaborar en obras de tanto calado.
Para leer la antología hay que pinchar en el siguiente enlace:
https://es.calameo.com/read/004654285358d7b9b013c
La poesía participa de la musicalidad de los sonidos lingüísticos sabiamente combinados y de la significación de las palabras: no hay poesía sin comunicación. El creador escribe para ser leído. Aunque el mensaje poético es bello por definición, el artista no crea su obra para encerrarla bajo siete llaves. Esta es la grandeza, pero también la contingencia del poeta: la obra sin el destinatario es como un bebé al que se deja morir por inanición.
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