Oh, valiente, que barres lo que sobra,
Lo que enloda la casa de este mundo;
Honradez en fuerza que te cobras
Lo que está podrido y nauseabundo...
Doncella de bambú la más delgada
En las manos que abrazan tu figura
Ya te entregas en danza acompasada
Para dar a la casa su hermosura.
De la mar eres ola que va y viene
En tu afán de limpiar todo vestigio
De basura, que velada se mantiene.
Eres fuerza y torrente… Y el lucero
Que despejas la senda hacia el prodigio
De un mundo de utopía verdadero.
(Antonio Capilla, en EL ÁGUILA DE FUEGO CON LAS ALAS DEL TIEMPO, Huerga y Fierro Editores, Madrid, 2013)
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