La poesía participa de la musicalidad de los sonidos lingüísticos sabiamente combinados y de la significación de las palabras: no hay poesía sin comunicación. El creador escribe para ser leído. Aunque el mensaje poético es bello por definición, el artista no crea su obra para encerrarla bajo siete llaves. Esta es la grandeza, pero también la contingencia del poeta: la obra sin el destinatario es como un bebé al que se deja morir por inanición.
martes, 23 de septiembre de 2014
LÚA Y LAS ÁNADES (con este poema me despido hasta el día de la presentación de LÚA)
LÚA Y LAS ÁNADES
Lúa, ¡Qué lindo está el estanque! ¿Ves?
La gente está feliz,
Por un rato la alegría ha vencido.
En el agua se asoma una tanqueta.
Y en el centro un islote
Da refugio a las ánades.
Mira, Lúa, aquel géiser
Intrépida jabalina de agua
Lanzada hacia el cendal azul del cielo.
¡Qué paz entre las ánades
Que nadan
gentilmente!
Es seguro su hogar en el islote.
Pero, Lúa, saltando
Al estanque por encima del pretil
Ya nada tras los patos.
No, Lúa, ¡Ven aquí!
Pero ella no hace caso,
Nada que te nada sigue a las ánades…
Y tú aspiras del aire la alegría
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario