Como broca taladra
La sombra de la noche que se acaba.
Albores de la brisa sosegada,
Alas blancas a las luces del alba,
Luminarias del alma...
Antonio Capilla, EL FUEGO EN LA PALABRA, Huerga y Fierro Ediciones, Madrid, 2012
La poesía participa de la musicalidad de los sonidos lingüísticos sabiamente combinados y de la significación de las palabras: no hay poesía sin comunicación. El creador escribe para ser leído. Aunque el mensaje poético es bello por definición, el artista no crea su obra para encerrarla bajo siete llaves. Esta es la grandeza, pero también la contingencia del poeta: la obra sin el destinatario es como un bebé al que se deja morir por inanición.
Estoy con ellos;hoy por hoy, son la única esperanza. Bonitos versos.
ResponderEliminarUn afectuoso saludo, querido Antonio.
Igualmente, querido amigo.
ResponderEliminarEs fantástico que la gente salga a la calle a pregonar lo evidente. Amanecerá con ellos un nuevo día de esperanza. Gracias por tu poema de estímulo...
ResponderEliminarJosé Francisco, la iniciativa ha partido de los jóvenes, pero es obvio que hay cientos de miles de ciudadanos, por no decir millones, que deseamos honestidad y compromiso de los gobernantes, sean del signo que sea, con los ciudadanos "de a pie". Por eso, pienso que esto es imparable. Un fuerte abrazo, amigo.
ResponderEliminarComo siempre, precioso y con esa delecadeza que te caracteriza. El aliento entusiasta alejado de la agresividad e impregnado de humanismo.
ResponderEliminarQue los albadonazos nos despierten y nos ayuden a pensar y a actuar.
Gracias, Manoly. Como dices muy bien, los aldabonazos nos llaman para que abramos las puertas y ventanas a este viento vivificante.
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