La poesía participa de la musicalidad de los sonidos lingüísticos sabiamente combinados y de la significación de las palabras: no hay poesía sin comunicación. El creador escribe para ser leído. Aunque el mensaje poético es bello por definición, el artista no crea su obra para encerrarla bajo siete llaves. Esta es la grandeza, pero también la contingencia del poeta: la obra sin el destinatario es como un bebé al que se deja morir por inanición.
lunes, 4 de noviembre de 2019
ME LO DICEN TUS OJOS
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ME LO DICEN TUS OJOS
Se oye el canto de un grillo,
cri-cri-cri... cri-cri-cri...
Sentada en el zaguán
ante las escaleras del jardín
dos destellos de luz
son los ojos de Lúa
en esta noche perfumada
por las flores del tilo y del jazmín.
Y el grillo no se calla,
cri-cri-cri... cri-cri-cri...
¡Cuántas estrellas en el cielo, Lúa!
¿Qué pensarás tú de ellas?,
porque sé que tú piensas,
a tu manera, claro,
y sé que abarcas toda la grandeza
de esta noche estrellada
que nos hace sentir
el pálpito del cosmos.
Porque polvo de estrella es lo que somos.
Que sí, que si, que tú lo sabes, Lúa,
me lo dicen tus ojos,
que el pálpito del cielo está en nosotros
que el pálpito del cosmos está en ti.
Antonio Capilla Loma, 3-11-2019
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