domingo, 16 de diciembre de 2018

UNA GALLINA RIQUÍSIMA

Es realmente vergonzoso que en una sociedad opulenta haya indigentes que busquen sustento en los contenedores de basura.

Recuerdo que siendo niño, un profesor, que nos impartía la asignatura de Historia en nuestros.estudios de bachillerato y al que admiraba por su erudición, nos dijo que cuando no se tenía para comer ni posibilidad alguna de remediarlo no podía ser pecado el sustraer los alimentos necesarios para no morir de hambre.

Lo que sí es pecado, creo yo, es dejarse morir de hambre cuando hay quien se baña con champán y escupe a diario sobre la dignidad de sus semejantes.

Pues, eso mismo.

UNA GALLINA RIQUÍSIMA...

Ha robado una gallina
y en su piso la ha guisado
con arroz y con patatas
que una vecina le ha dado.

El niño le dice al padre
“Papá, ¿ya tienes trabajo?,
¡qué bien!, podremos comer
todos los días del año;
los domingos y festivos
en vez de gallina, pavo.”

Y el niño ríe feliz
con su estómago saciado.
El padre también se ríe
que han comido al fin y al cabo.

Mañana quién sabe qué
podrá poner en el plato.
Pero, ¡bueno!, Dios dirá,
si de comer da a los pájaros…

Mas antes, como es de ley
que no en balde es buen cristiano,
irá a la iglesia del barrio
y al Padre que está en los cielos
le dirá “Padre he robado
del comercio una gallina
y me siento tan ufano.”

Luego se confesará
para borrar su pecado,

“Perdóneme señor cura
por haber llevado al plato
una gallína riquísima
sustraída con mis manos.”

Y, al salir, ¿sabéis qué hará?,
se irá al hiper caminando
y agarrando lo que pueda
ya sea carne ya pescado
asegurará el condumio
que no comer es muy malo.

Así, pues, queridos míos,
no sé si nos queda claro
si hizo bien o si hizo mal
este padre sin trabajo.

Pero artículo es del credo
para todo ser humano
que no hay confesión ni cura
que perdone el gran pecado
de no remediar el hambre.

Y colorín colorado
hacedme un sitio a la mesa
que este cuento se ha acabado.

(Pozuelo, 10-12-2015)

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