La poesía participa de la musicalidad de los sonidos lingüísticos sabiamente combinados y de la significación de las palabras: no hay poesía sin comunicación. El creador escribe para ser leído. Aunque el mensaje poético es bello por definición, el artista no crea su obra para encerrarla bajo siete llaves. Esta es la grandeza, pero también la contingencia del poeta: la obra sin el destinatario es como un bebé al que se deja morir por inanición.
lunes, 11 de noviembre de 2013
El Sábado, 9-11-2013, en Baños de la Encina (Jaén), durante la presentación de EL ÁGUILA DE FUEGO CON LAS ALAS DEL TIEMPO, de Antonio Capilla. A la derecha del autor Antonio Gómez Hueso y Nana Schmith, y a la izquierda Manuel Villarejo. Nana Schmith leyó uno de sus primeros poemas, debía tener catorce o quince años cuando lo escribió.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario